Solamente es posible
obtener un conocimiento real de la esencia de un ser vivo, una creación de la
vida, si nos acercamos a él con asombro, admiración y veneración. No basta con
curiosidad, y aún menos con un deseo de uso o dominación.
Al hablar de veneración
pensamos en Dios, pero un sentimiento de veneración es necesario para llegar a
conocer y comprender lo vivo. No podemos seguir adelante si pensamos que lo
vivo es algo ideado, como si fuera una máquina, y aún menos si pensamos que es
producto de una casualidad.
Sabemos que si
sembramos en nuestro huerto van a salir hortalizas y flores. Debemos detenernos
entonces, con las semillas en la mano, asombrados de la fuerza que está oculta
en estos pequeños granos.
Aunque esas historias
pueden ser solamente leyendas, enseñan un método de conocimiento muy
importante.
Cuando nos acercamos
de esta manera a algo vivo, con un sentimiento de asombro y admiración,
entendemos otras cosas y llegamos a otro tipo de conocimiento, muy distinto al
que nos proporcionaría el mero estudio. Trátese de una flor, un animal o un
hombre, o de sólo partes de un ser vivo, como una raíz o una pluma, podemos profundizar grandemente en nuestro
conocimiento.
Frente a cada nuevo
fenómeno que encontramos y que nos interesa, preguntamos:
¿Qué es, quién eres
en realidad?
Frente a una zanahoria o una cebolla, tratamos de reunir todo lo
que sabemos de esta planta y componerlo hasta formar una totalidad, una imagen.
Y seguidamente nos preguntamos:
¿Qué esencia en el reino vegetal quieres tú
precisamente expresar?
¿Qué es lo que tú puedes expresar mejor que los otros?
¿Cuál es tu esencia?
Lo mismo podemos hacer delante de un caballo:
¿Qué esencia
en el reino animal quieres tú precisamente expresar?
¿Cuál es tu
individualidad?
¿Qué fuerzas tienes dentro?
Con el ejercicio
desarrollamos algo en nuestra alma, una capacidad que no hemos tenido antes,
podemos ver la naturaleza de una nueva manera y ver cosas que antes no podíamos
ver. Esto es lo más importante… porque surgen conocimientos
profundos....
Fuente:
La Dinámica de lo vivo, Kjell Arman
Editorial Rudolf Steiner, Madrid