Es el nivel al que aspira la mayoría de nuestra especie hoy en día. En contraste con los campos de energía más bajos, las personas se sienten positivas al alcanzar este nivel de conciencia. Este aumento de la autoestima es un bálsamo para todo el dolor experimentado en los niveles más bajos de conciencia.
El Orgullo luce bien y lo sabe; se pavonea en la procesión de la vida.
El Orgullo está muy lejos de la Vergüenza, la Culpa y el Temor para salir, por ejemplo, de la desesperación por huir de un barrio marginado para llegar a ser un soldado, policía o gendarme, lo cual es un gran salto.
El Orgullo generalmente tiene una buena reputación y la sociedad lo estimula, aunque, como vemos en el cuadro de los niveles de conciencia, es lo suficientemente negativo como para permanecer por debajo del nivel crítico de 200. Por eso es que el Orgullo se siente bien solamente en contraste con los niveles más bajos.
El problema, tal como lo vemos, es que “el Orgullo antecede la caída”.
El Orgullo es defensivo y vulnerable porque depende de condiciones
externas, lo cual a su vez puede revertirnos repentinamente a niveles más
bajos.
El ego inflado es vulnerable al ataque. El Orgullo permanece débil porque puede ser derribado de su pedestal y llevado de regreso a la Vergüenza, el cual es el combustible que enciende el miedo a la pérdida del Orgullo.
El Orgullo es disgregador y origina el fraccionalismo y las consecuencias son muy costosas. El hombre habitualmente muere por Orgullo; los ejércitos todavía se aniquilan unos a otros por ese aspecto del Orgullo llamado nacionalismo. Las guerras religiosas, el terrorismo político y el fanatismo, la terrible historia del Medio Oriente y la Europa Central; son todos el precio del Orgullo, por el cual paga toda la sociedad.
El inconveniente del Orgullo, es la arrogancia y la negación.
Fuente:
Dr. David R. Hawkins
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