ALMA y PERSONALIDAD

Los vínculos y el destino tienen la riqueza de traer a nuestras vidas 
aquello que desconocemos que somos. 

Las experiencias que vivimos ya sean elegidas o eventuales, placenteras o dolorosas son activadores de potencialidades de nuestro ser que la imagen de nosotros mismos que atesoramos no es capaz de contener.


Los movimientos del alma abren la percepción a lo complejo de la vida, y desde esta percepción es como podemos sentirnos  parte de una incesante y creativa dinámica de polaridad.

La personalidad percibe un mundo externo, ajeno y peligroso, al que intenta conquistar para asegurarse que su voluntad sea imperio. Convoca a la conciencia a controlar lo que percibe.

El alma deja en evidencia que soy lo que percibo, delata que el mundo percibido no está disociado de lo que soy. Invita a la conciencia a incluirse en lo que percibe.

La personalidad presiona para fijar su interpretación del desbordante misterio de la vida y así defenderse de su imprevisibilidad. Los miedos personales transforman a la estructura psíquica en una rígida coraza protectiva, y pierde así su condición de flexible y mutante vehículo del alma.

La relación entre la personalidad y el alma sucede 
en la dinámica de la conciencia. 

Necesitamos generar personalidades y desarrollarnos en ellas. Nuestra personalidad se configura en la sustancia psíquica que la matriz de arquetipos del inconsciente colectivo pone a disposición de la conciencia. Esa personalidad con la que nos identificamos nos otorga la seguridad de creer quienes somos (o quienes deberíamos ser) y nos permite ser ejecutivos frente a los desafíos de la existencia concreta. Sin embargo, en algún momento lo sentiremos insuficiente. 

Se hará entonces  manifiesto a la conciencia que eso que creemos ser (y que acaso exitosamente desplegamos en el mundo) es un molde, un programa, una prefiguración arquetípica. Allí surge la posibiidad de una nueva oportunidad creativa: la de pasar a un nuevo nivel más rico y más complejo. 

Y más vale recordar, el alma siempre se sale con la suya...

Fuente:
Alejandro Lodi, Astrologìa.